Los derechos de niños y de niñas están primero
"Ideología es pensar que las creencias individuales espirituales son únicas y necesarias para todos".
MARIANA DAPUEZ*
Sábado 15 de septiembre de 2018 - 00:01 | Actualizado: 15/09/2018 - 00:11uando en los últimos días me pidieron opinión sobre algunas afirmaciones de rechazo a la ampliación de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), tuve la sensación de que habíamos retrocedido a la Era del Hielo, que todo lo trabajado hace muchos años parecía haberse esfumado.
La ley 26.150 se sancionó en 2006 y significó un gran avance como marco legal para quienes veníamos trabajando en la temática, pues en el artículo 1° plantea que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada”. Esto implica la universalización de derechos, más allá del contexto socioeconómico o cultural de los chicos y las chicas.
Luego, explicita: “Entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”. Esto define una concepción ampliada de sexualidad, superadora de la ecuación sexualidad=sexo=genitalidad.
Es decir, frente al temor de algunos adultos de que la ESI sea un manual sobre relaciones, la respuesta es justamente la inversa: si los adultos dejan a sus hijos frente a situaciones mediáticas o televisivas, u ofrecen a través de las nuevas tecnologías acceso irrestricto a ciertos contenidos, la escuela debe poner conocimientos científicos, confiables y actualizados. Es clave para desandar mitos y construcciones erróneas que llevan a las consecuencias indeseadas de una sexualidad sin cuidado, tales como son en la adolescencia el embarazo no intencional y las enfermedades de transmisión sexual; o en edades tempranas, el desconocimiento de las partes del cuerpo, la discriminación de lo público y lo privado, la expresión de la afectividad, la diferenciación de una caricia o la posibilidad de un abuso sexual.
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